Mucho suspiro y poco bizcocho
Recuerdo que durante mi infancia eran frecuentes las disputas que se generaban en las fiestas de cumpleaños en las que me tocó estar como invitado unas veces y otras como anfitrión. El problema siempre era el mismo: todo el mundo se enfocaba en el suspiro y no en el bizcocho. Y cuando recuerdo esto, de alguna manera veo reflejada la clase política que se ha encargado de dirigir los designios de nuestra nación, tanto en su vertiente tradicional y dominante, como las susodichas fuerzas emergentes que se dice que hay y que no han tenido oportunidad de gobernar. Mucho se ha discutido y analizado sobre la necesidad de transformar la sociedad dominicana, de darle un giro copernicano, hasta el punto que se ha convertido esta idea en una cuestión axiomática, no sujeta a controversias. Indudablemente, la República Dominicana tiene que ser cambiada, tiene que iniciar ese camino pendiente por recorrer desde su fundación. Con esta visión, mucho se ha dicho sobre la necesidad de qu